Una vez analizada la realidad de mi centro, analizando sus fortalezas y debilidades y comparando mi realidad con la de otros centros, he llegado a diversas conclusiones que me motivan para seguir formándome, mostrar a mis compañeros/as nuevas formas de trabajar e incluir a los padres y alumnos dentro del proceso como un miembro más y no como algo externo que simplemente recibe lo que el claustro decide.
Respecto a los modelos de convivencia en las aulas, está claro que el más positivo es el modelo dialógico, ya que la resolución de conflictos es real porque la realizan entre los alumnos pero también ayuda a prevenir, debido a que los alumnos aprenden a ver y aceptar los conflictos como algo que debe ser resuelto por ellos y en términos pacíficos. No obstante, tanto en mi centro como en el de mi compañera, el modelo disciplinar está muy presente y parece que al pasar al modelo mediador estén todos los avances realizados, pero no es así.
Por ello, hay que promover en los centros el modelo dialógico incluyendo a los padres/madres de los alumnos. Pero, se debe empezar por algo pequeño para que todas las partes sean conscientes y puedan ver realmente que el trabajo entre todos es más fácil y ayuda al alumnado en todos los ámbitos. Por esto, en mi centro, en algunas ocasiones, los padres/ madres que lo desean vienen al centro a ilustrar a los alumnos sobre la importancia de trabajar y ellos mismos pueden apreciar como algunos de los alumnos están completamente en contra de ello y otros tienen ganas de ser cada vez mejores. Esto implica, que algunos comentarios sobre la mala función docente disminuyan, ya que ven que la actitud del alumnado también está implicada en este proceso.
Para incluir a todos los miembros de la comunidad, debemos pasar en los centros de un modelo de participación informativa y consultiva, mi compañera también coincide en este punto, a una
participación decisoria, evaluativa y educativa, ya que muchas veces escuchando a los padres y
alumnos podemos conocer mejor a nuestro alumnado y realizar una educación más personalizada y de fácil acceso para ellos. El incluir a los padres en este proceso supone que los maestros podamos entender a los padres y que los padres vean lo que realmente vivimos en las aulas y al sentirse participes de la educación de sus hijos, están más vinculados con el centro y pueden llegar a ser un gran pilar para el trabajo en equipo. Pero para ello, también opino que se debería empezar con un pequeño proyecto y poco a poco ir creciendo. No intentar hacer un gran proyecto el cual pueda tener muchos errores y no consigamos el objetivo deseado.
Con esta inclusión, también hacemos participes a los padres y madres de la convivencia real que hay tanto dentro de las aulas como en el centro, así pueden por ellos mismos evaluar y mejorar esta convivencia hablando sobre algo que realmente conocen porque lo viven ellos y no deben debatirse entre la opinión del maestro y la de sus hijos/as. Este aspecto podría realizarse, ya que contamos con una gran fortaleza, que es el grupo de padres y madres que son muy colaborativos. Pero una de
nuestras debilidades es la falta de tiempo y la estipticidad de algunos miembros del claustro.
No debemos olvidar, la importancia de cómo trabajar en clase. Ya que, al igual que mi compañera la forma de trabajo es divida en grupos de la misma edad y en caso de realizar otros grupos se realiza por el grado de conceptos de los alumnos por lo que seguimos entre el mixture y el streaming, aunque cada vez más y más rápido estamos encaminados a los grupos de inclusión, pero no de una forma real, ya que los alumnos son sentados en grupos y se ayudan unos a otros pero los recursos personales y materiales son los mismos. En mi centro, ya que es pequeño, realizamos algunos proyectos donde alumnos de edades superiores ayudan o " dan clase" a alumnos de edades inferiores ( aunque esto no es totalmente inclusión). Es realmente algo muy necesario en las aulas y de las pocas cosas que parece que los profesores, padres y alumnos son conscientes y están a favor. Una debilidad del centro, es creer que con los grupos de refuerzo lo hemos conseguido todo, pero esto solo ayuda a que los
alumnos puedan llegar a sentirse peor y en caso de dos maestros dentro del aula, siendo que la forma
de dar la clase no cambia tampoco ayuda mucho a mejorar la situación. En este aspecto nuestras
fortalezas no nos ayudan y nos queda mucho trabajo por delante y este punto de vista es compartido
con mi compañera. Los maestros deberíamos recibir más formación para cambiar nuestra forma de pensar y querer llegar cada vez más al alumnado y a los padres y no solo preocuparnos por técnicas para dar las clases de una forma ordenada y sin ruido.
Finalmente, para poder realizar todo esto debemos partir del diálogo y la deliberación, de tal forma que todos los miembros de la comunidad educativa podamos expresarnos y poder llegar a consensos que ayuden a los alumnos/as. Para esto, debemos partir del respeto y tener claro que todos buscamos un mismo objetivo. Debemos juntar nuestras ideas y opiniones buscando el consenso y una educación libre y respetuosa para todos/as. Este aspecto en mi centro podría lograrse ya que, nuestras
fortalezas en este aspecto son más fuertes que nuestras debilidades y el ser un centro pequeño, familiar y tener padres y maestros implicados nos hace unos firmes candidatos para conseguir una
verdadera educación Inclu-ed.
Aquí os dejo